Desarrollo humano: Un nuevo enfoque

Para comenzar, es indispensable ser conscientes que detrás de toda acción existe siempre una determinada manera de concebir al ser humano y su relación con el mundo. De esa forma, un dirigente que define en su mente al ser humano como un instrumento que se utiliza en el proceso que permite obtener utilidades, tomará sus decisiones en relación con otros observando siempre el valor que tenga para agregar ganancias a su negocio. Por el contrario, quien acepta al ser humano como generador de riqueza y, por tanto, una persona inteligente que accede a distintos niveles de elección de acuerdo con su vocación personal, se relacionará siempre teniendo en cuenta la capacidad y voluntad del otro como condición para construir empresa.

Entonces, hablar de Desarrollo Humano puede ser un tanto redundante, pues no se puede concebir lo uno sin lo otro; dicho de otra manera el Desarrollo es por definición Humano, relativo a seres humanos y orientado hacia los mismos. En este sentido, podemos detallar algunas acciones que en conjunto permitirán redireccionar los enfoques y las estrategias aplicadas en este campo.

  1. Provocar en todas las acciones el uso integral del cerebro, que permita concebir la inteligencia como un todo complejo en el que se integran razón y emoción. Esto implica reconocer la existencia de un funcionamiento diferencial de los dos hemisferios cerebrales, el uno preferencialmente racional y el otro, intuitivo.
  2. Generar, gracias a lo anterior, pensamiento estratégico en todas las personas, es decir, capacidad para anticiparse a los hechos y crear alternativas flexibles de acción que contribuyan a ver lo que sucede no desde la óptica de lo irremediable sino como una gran oportunidad para aprender y vivir.
  3. Afianzar los procesos de aprendizaje continuo, que sirvan de base para fortalecer la construcción de significados comunes que nos consoliden como una verdadera comunidad.
  4. Fortalecer la actitud de trabajar en equipo en cada individuo, de tal manera que en cada acción diaria reconozca el impacto que ésta tiene sobre los demás y actúe en consecuencia.
  5. Mantener viva la capacidad de construir nuevas opciones frente a problemas conocidos, aceptando que no necesariamente las fórmulas que fueron útiles en el pasado sirven en el presente. Es indispensable mantener un alto grado de creatividad para sobrevivir.
  6. Reconocer que el cambio es permanente, por lo tanto característico de la vida humana. Por esto es indispensable educar para la incertidumbre como camino hacia el logro de niveles de competitividad que aseguren la permanencia de la persona y la Organización en el tiempo.
  7. Apreciar el cuidado del planeta en todas las acciones personales y colectivas permite responder con seguridad por el futuro que heredarán nuestros descendientes. Los seres humanos no podemos hipotecar el ambiente a favor de una existencia puntual y transitoria.
  8. Incentivar la educación como proceso continuo en toda la sociedad. Concebir la educación como un deber y un derecho de los miembros de una sociedad le brinda a la misma la seguridad del conocimiento requerido para ofrecerse como alternativa real de crecimiento en todos los órdenes.
  9. Consolidar las comunidades, grupos de trabajo, asociaciones o cualquier forma de encuentro de personas que tengan en mente el logro de objetivos que garanticen la sostenibilidad del desarrollo basado en el respeto por lo ecológico y lo social. No existe acción humana que no posea un componente ético y esté- tico, por lo tanto, es necesario mirar no sólo lo que se hace sino también por qué y para qué se hace, allí está el sentido último de la capacidad de aporte que tiene cualquier trabajo.
Sin querer ser exhaustivo, pretendo sugerir una manera distinta de abordar el tema de Desarrollo Humano al que comúnmente se encuentra en la literatura sobre el tema. Pienso que estamos en mora de abrir espacios de estudio y trabajo sobre esta nueva dimensión del pensamiento humano y sugiero que sean las instituciones de educación y las empresas, mediante alianzas que perduren en el tiempo, las que asuman esta responsabilidad. Es necesario ampliar la visión del mundo y de la vida para crear condiciones que permitan examinar serenamente los paradigmas que hoy le sirven de base a las explicaciones del Desarrollo Humano y evaluar su pertinencia. La invitación queda formulada.

Sobre el autor

Jesús Muñoz

Jesús Antonio Múñoz Cifuentes es Magíster en Dirección Universitaria; especialista en Administración, Gerencia de Recursos Humanos y Alta Gerencia; experto en Control Total de la Calidad; y psicólogo. Es autor de libros sobre Administración, Gestión Humana y Liderazgo, ponencias en congresos y artículos en revistas especializadas. Ha sido directivo en organizaciones privadas de Colombia, así como asesor y consultor internacional en los temas de transformación organizacional, gestión y liderazgo estratégico, y gestión humana (BANCO MUNDIAL, AID, PNUD). Actualmente es Profesor de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, así como profesor invitado en universidades suramericanas y norteamericanas.